Todo dependerá de lo que queremos conseguir. Pintar con rodillo proporciona un acabado más uniforme. Se utiliza para superficies grandes y es una opción más rápida y cómoda. También suele emplearse mucho para las primeras manos de pintura. En cambio, la brocha, al ser más pequeña que el rodillo, ofrece una mayor precisión, es una opción perfecta en caso de espacios pequeños o de difícil acceso. Te aconsejamos que utilices la brocha para dar las últimas manos de pintura y para repasar los espacios que hayan podido quedar sin pintar con el rodillo.